domingo, 19 de agosto de 2018

Como promover el razonamiento, la creatividad y/o el pensamiento crítico...

El reto de la educación universitaria en el Perú en la era digital

Las tecnologías en la información están cambiando la forma de aprender, investigar y enseñar.
Actualmente las universidades de todo el mundo tienen el reto de adaptarse al impacto de la revolución digital mediante métodos de enseñanza online. En Perú se está avanzando en la incorporación de tecnología en las aulas porque se entiende la importancia de optimizar los procesos en un mundo que está cambiando a una velocidad sin precedentes.

El reto de la educación universitaria en el Perú en la era digital. Foto: ANDINA/Difusión.

Para Michelle Bass, directora digital de la región Andina e Ibérica de Laureate International Universities, en Perú aún no existe la posibilidad de contar con carreras de pregrado 100% online pese a los esfuerzos realizados.

Dijo que esta realidad dificulta el acceso a un grupo importante de estudiantes, principalmente jóvenes trabajadores que cuentan con las competencias, de tener facilidades para acceder a educación a distancia.


Las tecnologías en la información están cambiando la forma de aprender, investigar y enseñar, por lo que a lo largo de la Red Laureate, tenemos muy buenos programas 100% online para estudiantes de pre y pos grado, como una gran oportunidad para fortalecer sus habilidades y competencias digitales.

“Quienes pueden estudiar de manera presencial lo seguirán haciendo, pero nosotros hoy en día tenemos que entregarles a nuestros alumnos la posibilidad de estudiar utilizando la tecnología como una competencia para un futuro laboral que cada vez es más exigente y más digital”, detalla la especialista.

Sostuvo que la gestión del tiempo, responsabilidad, reconocimiento de objetivos, análisis, autonomía y comprensión lectora son algunos de los beneficios que los estudiantes desarrollan al estudiar digitalmente.

Dijo que asumir el reto por parte de las universidades significa adaptar y especializar la oferta formativa al mundo online, capacitarse con información especializada como los indicadores y poner mayor énfasis en realizar programas de calidad.


“Todo esto con diseños institucionales de la mano de plataformas robustas y docentes capacitados para brindar una formación académica distinta en el ámbito digital”, recalcó.

El error como oportunidad de aprendizaje. ¿Y si dejamos de castigar los errores?

castigar los errores
Puede que esta escena te sea familiar, porque tú mismo la has vivido en el pasado. La profesora formula una pregunta en clase. Estás convencido de que tienes la respuesta, levantas la mano y contestas con mucha seguridad. Inmediatamente, te hace saber que te has equivocado. No era la respuesta correcta.
En el mejor de los casos, pasa al siguiente estudiante; en el peor, hace un comentario poco afortunado. Si alguna vez te ha sucedido: ¿recuerdas cómo te sentiste en ese momento? Quienes podemos recordarlo, usamos términos como humillación, vergüenza o deseos de desaparecer ante el error. Puede que haya sido momentáneo, y esos sentimientos no hayan dejado huella. Pero también cabe la posibilidad, sobre todo si la respuesta de tu profesora fue vergonzante o poco alentadora, de que inconscientemente hayas decidido dejar de arriesgar.

La respuesta equivocada

El problema es que necesitamos esos momentos en los que “damos la respuesta equivocada”, porque están llenos de oportunidades para aprender. Contrariamente a lo que muchos pueden suponer, cometer un error y ser corregido es una de las maneras más poderosas de adquirir y retener un aprendizaje. El punto está, entonces, en cómo reaccionamos ante la respuesta equivocada de un alumno y cómo le ayudamos a aprender de sus errores.
En los últimos años, especialmente desde el ámbito de la psicología cognitiva, han sido muchos los investigadores que han llegado a la conclusión de que los errores nos ayudan a aprender. Algunos de los hallazgos de sus investigaciones parecen lógicos. Otros son sorprendentes, pero lo cierto es que muchos de los que son relevantes para los docentes no se perciben en la mayoría de las aulas, probablemente porque como sucede con muchas investigaciones, los resultados no salen del ámbito académico y, por tanto, tienen un mínimo impacto en la práctica.
Y esto a pesar de que todos hemos escuchado frases tales como “aprendemos de nuestros errores” o “la adversidad es la escuela de la sabiduría”. Y, sin duda, si en lugar de ceder ante la frustración de un error podemos trabajar constructivamente para entenderlo, la estrategia que hemos usado para resolver el problema ayuda a que los aprendizajes sean más sólidos que cuando nos limitamos a memorizar y dar la respuesta correcta.  A pesar de ello, nuestros sistemas educativos castigan los errores en lugar de verlos como una oportunidad de aprendizaje. 
1. Considera los errores como una fuente de aprendizaje
2. Mejorar la motivación y la autoestima corrigiendo los errores y superándolos
3. Honrar los errores
4. Deja claro que en tu clase están permitidos los errores
5. Ofrece feedback en el momento
6. Anima a los estudiantes a adquirir el hábito de corregir sus propios errores
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Pedagogías del siglo XXI

Pedagogías del siglo XXI
Aprendizaje cooperativo o colaborativo; basado en problemas, proyectos, juegos o en el pensamiento, aprender haciendo… Los alumnos del siglo XXI necesitan un cambio en la forma en que se les enseña y en cómo aprenden.
Son numerosos los artículos y estudios que se han escrito sobre qué es el aprendizaje —el proceso que permite adquirir o modificar habilidades, conocimientos, valores y conductas— como también lo son las diferentes teorías sobre cómo se aprende —por imitación o repetición, por descubrimiento, ‘haciendo’, a través del estudio, por observación…—. Sin entrar en cuestiones teóricas sobre cómo aprendemos, una premisa básica es que lo hacemos durante toda la vida. De igual modo, y a pesar de que ocurre ‘fácilmente’, se trata de uno de los procesos más complejos.
Si a estos principios sumamos que el alumnado del siglo XXI necesita aprender de forma diferente a la que se ‘produce’ en la clase magistral, el resultado es un amplio abanico de ‘nuevos’ métodos de enseñanza más adecuados a los tiempos actuales —en realidad, muchos de ellos no son tan nuevos—. Así, puede ser cooperativo o colaborativo; basado en problemas, proyectos, juegos o en el pensamiento; también está el de servicio (ApS) o, por supuesto, aprender haciendo.

Nuevas pedagogías

Pero, ¿cuáles son las características que tienen en común todos estos métodos? Son metodologías activas, ya que permiten aprender haciendo y que el alumno se convierta en protagonista de su aprendizaje. Además, y como explica Jesús Manuel Fernández Naranjo, docente en el IES Virgen del Castillo (Lebrija, Sevilla), “aumentan la personalización y flexibilidad de la educación, y fomentan el trabajo colaborativo. De igual modo, usan la Red y las nuevas tecnologías”.
Este amplio reportaje va acompañado de tres experiencias: del Colegio Alkor (Madrid), que desde Infantil hasta Bachillerato ponen en práctica el aprendizaje cooperativo; del Lope de Vega International School (Benidorm, Alicante) cuyos profesores cuentan con el certificado TBL School y, por tanto, han apostado por el aprendizaje basado en el pensamiento; y del Col·legi CreaNova (Sant Cugat del Vallès, Barcelona), que se ha decantado por la metodología Learning by doing o aprender haciendo.

Oratoria, la asignatura pendiente

Oratoria, la asignatura pendiente
¿Tus estudiantes se sienten cómodos cuando tienen que hablar para el resto de la clase? ¿Cómo es su discurso? ¿Se programan actividades grupales o individuales en las que tengan que hablar en público? En muchos casos, la respuesta es negativa. Y es que  se echa de menos una mayor presencia de la oratoria en las aulas, a pesar de sus beneficios tanto a nivel personal como de currículo.
Dificultad para respirar, taquicardia, sudoración, tensión muscular, voz entrecortada, temblor… Estos síntomas son habituales entre las personas que lo pasan mal cuando hay que hablar en público. De hecho, una encuesta de la organización Toastmasters reveló que un 67% de los españoles se ponía nervioso habitualmente en situaciones de este tipo, un 32% afirmó sentirse así de manera ocasional y sólo un 1% respondió que nunca.
Oratoria y educación
Una de las personas que ha dedicado gran parte de su vida profesional a defender la presencia de la oratoria en las aulas es Neil Mercer. Doctorado en psicolingüística por la Universidad de Leicester (Inglaterra) y profesor emérito de Educación en la Universidad de Cambridgesus investigaciones han explorado el papel que desempeña el diálogo en la educación y desarrollo del razonamiento en los niños.
Opina que la forma en la que hablan y se expresan los estudiantes (incluidas las conversaciones en el hogar) influye en sus resultados académicos. Para Mercer, la interacción social y la actividad colaborativa en el aula representan una valiosa oportunidad para el aprendizaje y que la práctica de la oratoria en este contexto debe orientarse a la cooperación, explicación de ideas y escucha a los demás.

Los beneficios de la oratoria

En el caso de España, su presencia en las aulas sigue siendo mínima a pesar de los beneficios que se consiguen. Por ejemplo, proporciona una mayor confianza en la persona al perder el temor de hablar para los demás, ayuda en la gestión de las emociones, se mejoran las habilidades sociales y pensamiento crítico, se trabajan los valores de la tolerancia y empatía,ayuda en el desarrollo de las habilidades de liderazgo


"Educación Sin Fronteras: Cómo la Pedagogía Digital Rompe Barreras Geográficas y Sociales"

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