¿Por qué el bienestar de los maestros está en un estado tan grave?

Los maestros están exhaustos, estresados ​​y desmoralizados. ¿Que esta pasando? Emma Kell analiza las causas de la crisis de bienestar.

Ha sido una quincena loca, de ahí el silencio de la radio. En los últimos días, he conocido a cientos de educadores en diferentes partes de Inglaterra . 

Me inspiré a diario, me desafiaron en mi pensamiento, me conmovieron el talento, el compromiso y la energía en tantas habitaciones de todo el país. Pero hay otros momentos en las últimas dos semanas que se han infiltrado en los bordes de mis pensamientos y han acechado con persistente preocupación.

Estaba la cabeza distraída y claramente estresada, cuya reacción a una discusión sobre el bienestar de los maestros fue sugerir que cada solución es una tirita: todo el sistema necesita agitación. Hubo un representante sindical que dijo que la única forma de avanzar es volver al control de las escuelas por parte de las autoridades locales. 

Y luego estaba la ex maestra todavía joven que dijo: "¿No es simplemente el caso de que el trabajo ya no es factible?"

Mi respuesta a cada una de estas inquietudes no fue tan hábil como esperaba. Porque, por supuesto, cada uno tiene un punto. Me temo que Ofsted realmente ha malinterpretado la naturaleza humana fundamentalmente: si las escuelas saben que van a ser inspeccionadas, se reventarán para asegurarse de que se vean con la mejor luz. Si los postes se mueven (incluso si está en la dirección correcta), el cambio inevitablemente creará trabajo extra . 
Muchos pueden simpatizar con el deseo de volver al control de las escuelas por parte de las autoridades locales. Pero, con la primera fragmentación del sistema, esto se volvió casi imposible. Y darle una palmadita a esa ex maestra en el hombro y decirle que no todo es malo, cuando claramente tomó la difícil decisión de no seguir enseñando, sería simplemente condescendiente.

La crisis de bienestar del maestro

Es (casi) suficiente para que quieras empacar tus marcadores y barras de pegamento e ir a vivir a una cueva en alguna parte.

Luego, alguien le pasa el Índice de Bienestar Educativo del Maestro de Apoyo para que lo lea. Con mi sombrero de investigación puesto, diré que es el informe más completo y riguroso sobre el bienestar de los maestros que he visto, y esto debe ser aplaudido. Mueve los problemas verdaderos que enfrentan muchos de nuestros maestros directamente a la mirada inevitable de la prensa y los responsables políticos. Toma estos problemas desde todo tipo de ángulos, mirando a todo tipo de profesionales de la educación. Y utiliza herramientas exhaustivas y creíbles para analizar el problema, haciendo comparaciones en cada etapa con la población en general.

Con el sombrero de mi maestro puesto, en realidad me dolió leerlo. Tenía que hacerlo en pequeños trozos, alejándome regularmente. Es, francamente, una acusación devastadora del estado de nuestra profesión para tantos que han tomado la decisión de dedicar sus carreras a ella. 

Las estadísticas ya se han explorado a fondo, por lo que te dejaré reflexionar sobre la vulnerabilidad de los líderes escolares , las tasas de ansiedad que casi duplican las de la población general, la renuencia a expresar cualquier problema de salud mental en el trabajo, el presentismo , las altas tasas de ausencia, la carga de trabajo excesiva , el impacto negativo de la cultura en el individuo ...

Entonces, ¿qué está pasando aquí? Basado en mi investigación y mi contacto en los últimos tres años con miles de profesionales de la educación, estos son los cuatro factores clave que creo que están en juego:

1. La infantilización de los docentes.

Hemos privado a muchos de nuestros maestros de la autonomía y la autoeficacia que realmente están en la raíz del bienestar en el trabajo; es una naturaleza humana sentir que estamos haciendo un buen trabajo.

Ser reprendido y patrocinado regularmente erosiona la integridad, la autonomía y el sentido de hacer una diferencia de los maestros, la razón clave por la que muchos maestros ingresan a la profesión.

Pero, en nombre de la coherencia, gran parte de la enseñanza se ha reducido a marcar casillas y descifrar números. En nombre de la coherencia, a los maestros se les dice exactamente qué palabras usar y cuándo con los estudiantes, cómo pararse en un aula, cómo organizar sus escritorios, exactamente cuántas recompensas pueden y deben dar a cada lección, cómo peinarse , cómo esconder sus tatuajes ... 

Básicamente, están privados de toda capacidad para tomar decisiones profesionales, informadas y creativas.

2. Presenteísmo

Esto se menciona constantemente a través del informe: la necesidad de seguir adelante, ya que su estómago se revuelve o sus pulmones colapsan o su salud mental lo deja ladrando sin sentido, si no a sus estudiantes, y al menos a su familia cuando llegue a casa. 

Pero es más que esto. También es la insignia de honor trabajar una semana de 70 horas , recibir mil correos electrónicos al día, dormir tres horas por noche.

Miro hacia atrás a mis propios días más oscuros de enseñanza y quiero patearme por tolerar tácitamente todo jugando (y efectivamente perdiendo un año de la vida de mis hijos).

3. Carga de trabajo sin sentido

"¡Los maestros no son flojos!" Lloro desde el frente de cada habitación en la que me encuentro en estos días. Ningún maestro que conozco piensa en reservar unos minutos de una tarde para llamar a un padre para decirles lo orgullosos que deberían estar de su hijo por un acto de bondad, o para reunir recursos interesantes para sus estudiantes durante sus vacaciones de verano. 

Es el papeleo "¡Mira, estoy haciendo mi trabajo!" Que, una vez más, erosiona la confianza y la autonomía. Tome una foto de la caminata de otoño y anótela para su próxima reunión de administración de línea. Presente los datos fácilmente disponibles en un formato diferente (consistencia, como puede ver). Pase una hora en un manual de 60 páginas que nadie leerá nunca.

4. Cultura dirigida por objetivos y la agenda de performatividad

Actualmente estamos atrapados en un sistema en el que nuestro pan y mantequilla, los vagabundos en los asientos de los estudiantes, dependen de las calificaciones proporcionadas por nuestra inspección. 

Para buenas calificaciones, necesitamos buenos resultados de exámenes, y para resultados de exámenes, necesitamos intervenciones. Y luego, rápidamente, estamos trabajando con nuestros maestros desde primera hora de la mañana hasta última hora de la noche , durante los fines de semana y hasta las vacaciones. Este Catch-22 solo alejará a más maestros. 

Entonces, ¿qué hay que hacer?

Hay muchos de nosotros listos y dispuestos a asesorar sobre los problemas y los caminos a seguir. Los cientos de personas inspiradoras que dirigen escuelas maravillosas necesitan seguir gritando lo más fuerte posible sobre cómo pueden hacer que funcione sin reducir su personal a cascarillas arrugadas. 

Y el resto de nosotros? También necesitamos ser más ruidosos. Gruñón, si es necesario. Sería maravilloso vivir lo suficiente como para ver florecer a nuestros nietos en la escuela. Sacrificarse en el altar de expectativas irrazonables y destructivas simplemente no vale la pena. 

Guarde la marca del domingo por la tarde. Ir a pasear con el perro en su lugar. Desincronice sus correos electrónicos desde el teléfono de su casa. Diga “no” o “¿Qué le gustaría que quitara de mi lista de tareas para hacer espacio para esto?” Insista en el apoyo y la tutoría a la que tiene derecho. 

¿Es fácil? Por supuesto que no. Pero la alternativa realmente no tiene que pensar: para escuelas y maestros individuales. Y para nuestros hijos, que merecen maestros felices y saludables.

La Dra. Emma Kell es maestra de secundaria en el noreste de Londres y autora de Cómo sobrevivir en la enseñanza . Ella tuitea en  @thosethat can